Un buen ejemplo de la herencia de la cultura de los hammam en Hungría es Eger, ubicada a 140 km de Budapest. En esta ciudad, los bañistas pueden sumergirse en el agua bajo una cúpula dorada construida hace 400 años y actualmente renovada. La tradicional piscina octogonal y las 200 000 piezas de mosaico doradas irradian una atmósfera auténtica, realzada por el masaje de espuma o el té de manzana que ofrecen.
En Makó, cerca de la frontera rumana, podrá bañarse en un edificio similar a una iglesia diseñado por el famoso arquitecto Imre Makovecz. El edificio del Hagymatikum, o Casa de Cebolla, hace referencia a las tradiciones populares y paganas de los húngaros, así como al producto característico de Makó, la cebolla. En la piscina de la cueva, podrá experimentar una tormenta tropical, jugar al ajedrez al aire libre en invierno y relajarse en el lodo curativo del río Maros.
El edificio neorrenacentista del centenario Balneario Anna de Szeged, cerca de la frontera con Serbia, también ofrece baños nocturnos.