En 2016, Sopron incluso se incluyó en una de las listas de la Asociación de Agencias de Viajes de Japón, que clasificó las 30 ciudades pequeñas más bellas del mundo. Desde la Torre del Fuego de 58 metros de altura, antaño se avisaba si había un incendio en algún barrio de la ciudad, o si se acercaba un transporte de vino extranjero y, en el lugar de su plaza más conocida ‒la plaza Széchenyi‒, en el pasado había un lago. Tan solo esta información podría incitarle a hacer las maletas, pero, si decide viajar a Sopron, no se limite a visitar solo la ciudad. A tiro de piedra de la ciudad, se encuentra, por ejemplo, el parque nacional de Fertő-Hanság y el impresionante lago Fertő. Después de recorrer el parque nacional, el parque de aventuras de los cerros Lővér y el sendero educativo de la bruja brindarán un programa que encantará a los más pequeños, mientras que los más grandes podrán degustar los néctares deliciosos en las famosas bodegas de la región, e incluso visitar un teatro de bodega. La ciclorruta que rodea el lago Fertő y las oportunidades de excursiones en piragua y kayak le ayudarán a regenerarse.
Desde allí, a pocos pasos se encuentra el paraíso del bienestar.
En lo concierne a la relajación, si llega en familia, vale la pena incluir en el recorrido de varios días los paradisíacos balnearios de la zona. Por ejemplo, puede optar por el baño de aventuras de Bükfürdő, relajarse en la hermosa Hegykő o en Sárvár, que cuenta con un arboreto único y es famosa por sus aguas medicinales.
¡Descubra los palacios de la región!
El viajero romántico no debe perderse una excursión al palacio Esterházy de Fertőd, conocido como el «Versalles húngaro», ni tampoco la visita a Nagycenk, donde podrá admirar el palacio de los Széchenyi de estilo clasicista.