En otros rincones de la ciudad, el arte urbano se manifiesta a través de la escultura. Desde 1972, la princesita de László Marton, situada a orillas del Danubio, permite conocer a la hija del propio escultor. Desde hace poco, pueden verse algunas obras curiosas del artista ucraniano Mihajlo Kolodko en la plaza Széll Kálmán, por ejemplo, una cartera, un paraguas o una tabla de skate, todos ellos trabajados meticulosamente, con el fin de que parezcan reales. En la misma plaza, se encuentra el personaje infantil Mekk Elek, una cabra torpe a la vez que simpática, que busca un lugar en el que colocar una señal. Los visitantes extranjeros pueden reconocer a la Rana René en la plaza Szabadság, así como al detective Colombo en Falk Miksa utca, con el recientemente añadido suricato, en tiza, como si investigara un crimen. Para darle más realismo, esta pequeña criatura sostiene un revólver y, para completar la escena, a los pies de Colombo se encuentra su fiel basset hound.