¡Haga algo inesperado!
Por capricho, tómese un viernes libre. Súbase al coche (o al tren) con un amigo o con su pareja, reserve alojamiento en Mátra, en el lago Balaton o en una gran cuidad del país y escape de lo cotidiano durante tres días. Habrá un montón de actividades, así que, si ya ha encontrado su destino, no se aburrirá en el lugar.