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Toda una mescolanza de estilos arquitectónicos

Casi todos los estilos arquitectónicos han dejado su huella en Hungría y en su capital, así que explorar un barrio es como un viaje en el tiempo. Basta con mirar en derredor y uno de inmediato salta siglos en el tiempo: los edificios característicos de las distintas épocas se conjugan en perfecta armonía vayamos por donde vayamos. 

Barroco

En el siglo XVIII, en la arquitectura húngara reinaban los elementos del barroco y aparecieron uno tras otro los palacios y mansiones de este estilo. No es el patrimonio edilicio predominante en Budapest, pero así y todo podemos encontrar bellos ejemplos del este en la ciudad. Un ejemplo muy elocuente es el Barrio del Castillo, una de las tantas joyas de la capital, donde después del asedio, los edificios originalmente construidos en la Edad Media en el casco histórico fueron reconstruidos con la inspiración del barroco, siempre tratando de conservar los elementos góticos y renacentistas. 

Clasicismo

En la primera parte del siglo XIX, la arquitectura clasicista húngara nació después de una época transitoria de búsqueda de estilos y, como contrapunto al barroco y barroco tardío, representaba sobriedad, equilibrio y moderación. La obra emblemática de la arquitectura clasicista húngara es el Museo Nacional de Hungría, baluarte de la cultura de la época que se encuentra en Budapest. 

Romanticismo

Es la tendencia que se caracteriza por la búsqueda del estilo, que abarca la última parte del periodo de reformas, la revolución y guerra por la independencia, el posterior absolutismo de los Habsburgo y la época del Compromiso austrohúngaro. Entre los edificios del romanticismo más destacados de Budapest, se encuentran el Pesti Vigadó (Sala de conciertos y centro cultural de Pest), el edificio de la Academia de Ciencias de Hungría, la sinagoga de la calle Dohány y, además, un gran número de edificios de viviendas y mansiones urbanas se caracterizan por este estilo.

Historicismo

Las tres décadas entre 1870 y 1900 fueron en Hungría un periodo de desarrollo económico, social y cultural sin parangón, cuyo resultado y efectos se ven de manera elocuente en las calles de Budapest. El dinamismo económico posterior al Compromiso de 1867 se vio acompañado del impresionante florecimiento de la capital, y si uno camina por las calles de Budapest, encontrará mayoritariamente los recuerdos arquitectónicos de esa época. Fue en esa época que se construyó el Parlamento –que representa el Estado húngaro y muestra básicamente los elementos del estilo neogótico–, el Teatro de la Ópera –santuario de la cultura húngara, de estilo neorrenacentista– y la Basílica de San Esteban, igualmente de estilo neorrenacentista, que ofrece una vista impresionante a la ciudad. 

Modernismo

Los principios rectores del modernismo (Jugendstil o Art Nouveau) son la ruptura con el pasado y la búsqueda de nuevas formas de expresión. En Budapest, hay varios edificios públicos que se vinculan a esta tendencia, como la Academia de Música o el Museo de Artes Aplicadas, y este estilo ganó terreno rápidamente en las ciudades del interior, como Szeged, Kecskemét, Pécs o Debrecen, para mencionar las más grandes.

VIAGGIA COME UN UNGHERESE