El castillo de Vajdahunyad es digno de visitar. Irradia historia, pero no es tan antiguo como probablemente se piense. Fue construido en 1896 para conmemorar los mil años del Estado húngaro, a modo de maqueta (con madera y cartón), para reflejar los siglos de evolución de la arquitectura del país. Aunque aún no conozca Budapest, es posible que el castillo le resulte familiar, ya que se ha utilizado como escenario en numerosas películas. Además de fabulosas exposiciones en el museo de la agricultura que alberga, el castillo de Vajdahunyad también acoge ferias los fines de semana, donde se venden productos de artesanía y otros obsequios. Además, los más pequeños pueden dar un paseo en pony o practicar tiro con arco, una actividad tradicional muy popular en Hungría.
Városliget no resulta atractivo solo en verano; durante el invierno ofrece la pista de patinaje más grande de Europa. Escoja un día de invierno, acérquese con su familia o sus amigos y disfruten de la belleza de este edificio histórico que los rodea. En verano, la pista de patinaje se convierte en un lago por el que navegar en barca.
La plaza de los Héroes (Hősök tere) es uno de los lugares que no se puede perder aunque su visita a Budapest sea breve. Este lugar, situado al final de la espléndida avenida Andrássy, rinde homenaje a las siete tribus que habitaron Hungría y a algunos de los reyes que forman parte de la historia del país. El conjunto de estatuas, que incluye caballos, cuadrigas e incluso un arcángel, fascinan a quienes visitan la plaza. Además, es habitual que los lugareños muestren sus habilidades con el monopatín. Aunque resulta difícil de creer, también acoge una carrera anual de caballos que se celebra en el centro de la ciudad.