Las rutas del vino pueden ser organizadas o independientes. Cómodamente, en autobús o en taxi del vino, podrá visitar una o dos bodegas famosas después de, por ejemplo, la visita a lugares de interés de la región o a los balnearios, o incluso combinar una dura caminata con una degustación de buenos vinos. Además, las catas de vino pueden formar parte de los fines de semana de trabajo en equipo de la empresa, ya que permiten una conversación relajada e informal y un descanso tras el ajetreo cotidiano.
Habilidad para aprender
Los amantes del buen vino saben que la cata de vinos no es una cuestión de alcohol. Por supuesto, la bebida no es sin alcohol, por lo que hay que degustarla de forma experta y con moderación. Lo más importante es prestar atención, reconocer las características olfativas y gustativas. No se necesita ningún talento especial para hacerlo, el conocimiento del vino es una ciencia fácil de aprender. Los bodegueros también pueden orientar a los principiantes sobre lo que deben tener en cuenta a la hora de catar una serie de vinos finos.
De todos modos, vale la pena hablar con los bodegueros en esa ocasión. No sólo hablarán de la relación entre la comida y el vino, sino también del trabajo, el entusiasmo, la experiencia y la imaginación que conlleva la elaboración de una botella de buen vino. Después de una ruta del vino, tanto si es un novato como un conocedor casi profesional del vino, su conocimiento al respecto siempre será más profundo. Y esto puede ser útil para cualquier momento en que necesite elegir una botella de vino especial.