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El castillo que muchos han visto o, al menos, sobre el que han leído, pero no importa cuántas veces regrese, siempre le ofrecerá una nueva experiencia. La vista panorámica de la ciudad desde la muralla del castillo es perfecta, un tema de fotografía imperdible. Las pequeñas calles que conducen al castillo también evocan la atmósfera de la Edad Media.
Si al salir del castillo no le seducen las terrazas de la plaza Kis Dobó y sus alrededores, diríjase al alminar (minarete) más septentrional del antiguo Imperio Otomano con sus escaleras de caracol de 97 escalones. Si está atento, incluso tropezará en su camino con la tienda del pachá de Eger.
En Dotika, el pequeño tren abierto con 36 plazas, desde el centro de Eger, en la esquina de Érsekkert, podrán llegar cómodamente al Valle de las Mujeres Hermosas (Szépasszonyvölgy) si no quieren caminar o conducir. No está muy lejos a pie, pero así podrán conocer cómodamente la ciudad mientras viajan.
Aquí podrá ver una formación de toba caliza de superficie con similares solo en Pamukkale, Turquía, o en el Parque Nacional Yellowstone, EE. UU. En lugar de la noche y los baños secretos del pasado, un hotel de alta calidad y servicios sofisticados ofrecen hoy una experiencia especial.
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