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Budapest, donde se mezclan las cafeterías y la historia

Budapest - Spice of europe
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Las placas y las estatuas definen la historia de muchas ciudades, sus cambios culturales y sus sucesos transcendentales. Budapest tiene muchas que admirar, por supuesto, pero el visitante puede descubrir mucho más sobre la capital de Hungría con sólo sentarse ante una taza de café.

Las cafeterías de Budapest cuentan la historia de una metrópolis que surgió a partir del puesto provinciano abandonado por los otomanos y se convirtió en la capital gemela del Imperio austrohúngaro en cuyas decoradas guaridas literarias floreció la cultura húngara.
 

La aún popular cafetería Ruszwurm se encuentra a pocos pasos de la Iglesia de Matías. El confitero Ferenc Schwabl abrió su famoso establecimiento en 1827 y conserva su decoración de estilo Biedermeier. Sus pasteles y pastas siguen siendo legendarios; la emperatriz Elisabeth de Austria, una gran hungarófila, hacía que se los trajeran a palacio.

 

La era clásica de los salones de café, sin embargo, llegó aproximadamente un siglo más tarde, con la evolución de Pest como núcleo urbano. Hasta mediados o finales del siglo XIX, la lengua común de Budapest era el alemán. A medida que se iba construyendo Pest, bloque a bloque, los apartamentos reducidos y poco iluminados hicieron que los habitantes decidieran reunirse en otros lugares: en los salones de café. Aquí, la lengua común era el húngaro. Escritores, artistas y personas influyentes podían estar horas y horas conversando habiendo tomado solamente una taza de café. Los salones de café se convirtieron en foros para el intercambio de ideas, especialmente el Pilvax, en el centro de la ciudad, donde Sándor Petőfi y sus contemporáneos planearon un levantamiento contra el dominio vienés en 1848.

 


Cuando Budapest obtuvo el elevado estatus como capital gemela de la Monarquía Dual, la capital húngara floreció tanto culturalmente como arquitectónicamente. La ciudad ganó teatros, prensa diaria, editoriales y todos los actores, periodistas y escritores que se trasladaban aquí gracias a ello. Se celebraban encuentros editoriales y nacían revistas, en particular, la influyente Nyugat en el salón de café Centrál, inaugurado en 1887.

Prosperaron otras grandes instituciones, algunas de las cuales han sobrevivido hasta nuestros días; otras, por el contrario, se han recuperado hace poco. La cafetería y pastelería Gerbeaud tiene aún el nombre y los postres divinos del empresario suizo que la creó a finales del siglo XIX. En la avenida Andrássy, el Divatcsarnok, conocido más tarde como los Grandes Almacenes de París, presenció el nacimiento del Café Párisi a finales de 2018. Los frescos del famoso Károly Lotz y las lámparas de la Edad de Oro nos recuerdan la grandeza de épocas pasadas. Diseñado para ser un banco hace más de un siglo, el decorativo Párizsi Udvar ha sido reformado para convertirse en hotel de lujo con una elegante cafetería situada bajo su espectacular patio interior.

 

La cafetería más grande de todas fue convertida más tarde en un hotel. El New York Café abrió en 1894 en el bulevar Nagykörút por encargo de la New York Life Insurance Company que le dio nombre, aunque solamente la planta baja funcionaba como salón de café. Decorado con una fuente, lámparas de araña venecianas y frescos en el techo, llevó a otro nivel la elegancia de estos salones.

 

La leyenda nació el día de su apertura, cuando se dijo que el escritor Ferenc Molnár había tirado las llaves del edificio al Danubio para que nunca cerrara. Naturalmente, los escritores disfrutaban de un menú especial.

 

El New York pudo disfrutar del final de la Edad de Oro de Budapest y fue el precursor de la Edad de Plata, después de la Primera Guerra Mundial, ya que consiguió atraer a personalidades del floreciente mundo del cine y de la literatura. Aquí, por ejemplo, el que sería director de la película Casablanca, Mihály Kertész, conoció al famoso productor británico Sándor (Alexander) Korda.

 

Como muchos otros lugares emblemáticos de Budapest, el New York fue objeto de una renovación moderna a principios de la década de los 2000. El grupo italiano Boscolo lo recuperó como hotel de lujo junto con el salón de café situado en su ubicación original.

 


La cultura del café actual se basa en mucho más que en la leyenda literaria. El café, en sí mismo, es un elemento esencial. Kávétársaság («Compañía de café»), en la calle Nádor, abastece a muchas cafeterías new-wave de la ciudad con variedades de café tostado y arábica de calidad. Las cafeterías abundan en el distrito emergente de Újlipótváros, donde los jóvenes profesionales se reúnen en Madal y My Green Cup, y también en la avenida Bartók Béla, en Kelet y en la cafería Hadik, revivida un siglo más tarde. Otras iniciativas apasionantes relacionadas con el café en Budapest podrían ser Espresso Embassy y My Little Melbourne, en el centro histórico. Si lo que busca es un café recién tostado en las cercanías de la plaza Kálvin, le recomendamos visitar Tamp & Pull Espresso Bar, Double Shot o Kaffeine.

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