El Valle de las Aguas Medicinales es merecidamente famoso por su colina de sal, creado y moldeado hasta el día de hoy por el agua medicinal que brota de las profundidades de la tierra. Puede encontrar una formación natural similar e inusual en sólo dos otros lugares: en Pamukkale en Turquía y en el Parque Nacional de Yellowstone en los EE. UU., así que estando en el país, sería un pecado dejar de verlo. A lo largo del paseo iniciado en el aparcamiento del Baño Nostalgia se puede admirar desde cerca la colina de sal de 1.200 metros cuadrados de las aguas termales de 65-68 grados centígrados, que brotan desde una profundidad de 410 metros. Los amantes del baño pueden disfrutar del Balneario Medicinal y wellness Saliris Resort, cuyas piscinas ofrecen una vista directa a la colina. El agua del baño contiene 30 oligoelementos, de los cuales los más importantes son el calcio, el sodio, el magnesio y el azufre. Debido a este último, el área tiene un fuerte olor a azufre, pero por esto no debe desanimarse: el espectáculo y el efecto curativo serán una recompensa a buen seguro.
Aguas medicinales en lugar de petróleo crudo
La existencia de la colina se debe a las perforaciones ejecutadas en el área en 1961. Aunque buscaban gas natural y petróleo, finalmente encontraron esta fuente de agua termal, que hoy atrae a miles de personas con enfermedades articulares y reumáticas y, por supuesto, a los amantes del baño. En 2016, Egerszalók obtuvo la calificación de centro medicinal. Pero el Valle de las Aguas Medicinales reserva además muchas otras cosas que ver. Dé un paseo por la zona, eche un vistazo a las viviendas-cueva excavadas en la roca de toba de riolita, donde también podrá conocer las tradiciones populares húngaras. El estanque creado por la represa del arroyo Laskó es un excelente destino para la pesca y el senderismo. Para relajarse, merece la pena degustar los vinos más famosos de la zona, como el Riesling italiano de Egerszólát o la Sangre de toro de Eger. Si desea hacer también una visita turística, diríjase a Eger, a sólo 5 kilómetros de Egerszalók, donde puede dar un gran paseo por el centro de la ciudad, especial también desde el punto de vista cultural y arquitectónico.