Descubra la cara artística de Pécs y la región vinícola de Villány.

El arte forma parte de la verdadera esencia de Pécs, tanto como las mezquitas o la torre de televisión. Por ejemplo, la calle Káptalan, también conocida como la calle de los museos, es un auténtico paraíso para los amantes del arte. Aquí podrá encontrar, entre otras, la exposición «Calle» de Erzsébet Schaár, o la exposición arqueológica Sopianae, trasladada temporalmente del Museo Arqueológico. También en esta calle, se encuentra el Museo Martyn, con obras de arte donadas por el epónimo Ferenc Martyn a la ciudad de Pécs y al Museo Janus Pannonius. El escultor, pintor, artista gráfico e ilustrador nacido en Kaposvár es una figura decisiva del arte húngaro moderno y uno de los representantes más importantes de los movimientos no figurativos en Hungría tras la Segunda Guerra Mundial.  

 
En esta misma calle, se encuentra una de las colecciones más prestigiosas de la ciudad, el Museo Vasarely, con sus mundialmente famosas obras de pintura op art. Pero quizás el más famoso de todos sea el Museo Csontváry, con las pinturas de Tivadar Csontváry Kosztka, de colorido y simbolismo únicos, incluyendo el Cedro Solitario.  

 
No muy lejos de aquí, en la calle Papnövelde, la Galería Húngara Moderna espera a los amantes de la cultura con una exposición de obras del escultor Amerigo Tot –originalmente Imre Tóth–, que emigró a Italia en su juventud. 

Símbolo de tradición, singularidad, valor artístico y renovación constante, la porcelana Zsolnay se encuentra en todos los rincones de la ciudad, vaya adonde vaya. Pero si realmente quiere conocer y comprender su esencia, visite el Museo de la Fábrica de Porcelana Zsolnay y admire la Colección Gyugyi, o vea a través de una pared de cristal cómo las porcelanas ornamentadas cobran vida. O simplemente dé un paseo por uno de los pintorescos parques del barrio cultural, entre las esculturas Zsolnay. 

Una experiencia realmente emocionante le espera en la cantera abandonada del monte Szársomlyó, entre las esculturas abstractas del Parque Escultórico de Nagyharsány. La exposición nació en los años 60, gracias a una posibilidad única en la época: la oportunidad de que los jóvenes artistas locales experimentaran y crearan libremente.