Hace más de dos mil años que la gente disfruta de los balnearios y fuentes de aguas termales de la capital húngara. En esta zona, fueron los romanos los que sentaron las bases de una floreciente cultura balnearia que, durante la ocupación turca de los siglos XV-XVI, se enriqueció con nuevos baños y muchas instalaciones que funcionan hasta la actualidad. La capital llegó a ser ideal para el desarrollo de la cultura balnearia gracias a la red de manantiales de agua caliente que emergen de la profundidad de la tierra. Las aguas brotan a la superficie a través de más de un centenar de pozos artificiales y, en muchos casos, de forma natural. Entre las aguas termales, encontramos las agradablemente tibias, pero la más cálida es de 77 °C.
Budapest sigue aprovechando conscientemente sus condiciones naturales: en el siglo XIX, se construyeron muchos balnearios famosos que han sido renovados uno tras otro en los últimos años. Ello se pone de manifiesto de inmediato al visitar la ciudad, pues las tradiciones perduran a través de nuevos complejos balnearios. Los efectos beneficiosos de las aguas termales se pueden disfrutar en 14 balnearios diferentes. La capital, con una población de aproximadamente 1,8 millones de habitantes es, por cierto, una metrópolis realmente efervescente que el tesoro de maravillosas obras arquitectónicas de diferentes épocas de la historia, el impresionante panorama del Danubio y la vibrante vida cultural la hacen aún más especial.
ATMÓSFERA HISTÓRICA Y ARTE
Algunos de los balnearios de Budapest tienen una atmósfera tal que nos hace sentirnos en un museo. El impresionante complejo balneario Széchenyi se encuentra en Városliget (el Parque Municipal), una agradable zona verde en el lado de Pest. El edificio, que muestra las características de estilo de la monarquía austrohúngara, se eleva imponente sobre el verde intenso de la arboleda del parque, dando la impresión de ser un castillo en vez de un balneario.
Un total de 21 piscinas esperan a los amantes del agua, tres de ellas al aire libre. Durante el día, los ajedrecistas son una parte tan natural de este ambiente, como el mar de colores de las noches de baño musicales llamadas «sparty».
Situado al pie de las Colinas de Buda, el Balneario Gellért también es un espectáculo inolvidable, ya que fue construido junto a la parte más hermosa del Danubio. Los pasillos del edificio de estilo Art Nouveau de casi cien años aparecen en varias películas de éxito: las baldosas turquesas de Zsolnay, los coloridos vitrales y las diversas esculturas han inspirado ya a innumerables artistas. El Balneario Lukács también es muy popular en el mundo del arte, ya que una de sus paredes ilustran todas las curaciones milagrosas atribuibles a sus aguas.