Fue el padre de István Széchenyi, Ferenc Széchényi, quien convirtió la finca de Nagycenk en la residencia permanente de la familia. En 1783, Ferenc Széchenyi y su esposa se mudaron al palacio originalmente construido en estilo barroco, adonde llevaron también su rica colección de arte y su biblioteca. Originalmente, las obras de reconstrucción incluían construir un edificio de dos pisos, pero Ferenc Széchényi lo consideró demasiado ostentoso; por ello, encargó a otro arquitecto húngaro hacer los nuevos planos; así se construyó el edificio del palacio de estilo clasicista en 1799. De sus tres hijos, Ferenc Széchényi dejó como herencia a István el palacio con toda la finca y otras seis localidades. El joven Széchenyi visitó varias grandes ciudades europeas; durante su viaje de estudios visitó Múnich, París y Londres, entre otras: a partir de las experiencias y vivencias aquí reunidas, inició numerosas medidas nacionales, impulsando así la creación de la Hungría moderna.