Además de la sinagoga, también vale la pena dar un paseo por el romántico jardín plantado de tristes moras, separado del centro densamente urbanizado por una arcada. Su elemento central es el Templo de los Héroes diseñado por László Vágó, que combina elementos modernistas y orientales, construido en los años treinta en memoria de los diez mil soldados húngaros de ascendencia judía caídos en la Primera Guerra Mundial. No obstante, desde la Segunda Guerra Mundial, el jardín recuerda no solo a los soldados heroicos, sino también a las víctimas de la tormentosa época. En efecto, el jardín también fue parte del gueto cerrado donde una gran parte de los judíos de Budapest, unas setenta mil personas, fueron amontonadas y aisladas del mundo exterior en el otoño de 1944. Parte de sus muros se reconstruyó más tarde como recuerdo, lo que también se puede ver en el jardín. Más de dos mil personas de las que perdieron la vida en el gueto de Budapest durante el Holocausto fueron enterrados aquí rápidamente después de que las fuerzas aliadas ocuparan Budapest y liberaran el gueto. A pesar de que la religión judía prohíbe el entierro junto a la sinagoga. Así es cómo el jardín se convirtió en uno de los monumentos del Holocausto más impactantes y auténticos del mundo. Se formaron lechos en forma de tumba alrededor de los árboles, y las placas conmemorativas fueron colocadas por las familias cuyos parientes descansan aquí.
Los héroes húngaros de la oposición y los líderes del levantamiento del gueto de Varsovia también tienen monumentos aquí. Detrás del Templo de los Héroes, en un parque memorial que lleva el nombre de Raoul Wallenberg ‒diplomático sueco que salvó a miles de judíos húngaros‒, se encuentra el Monumento a los Mártires Judíos. Las hojas de acero del monumento en forma de sauce llorón, recuerdan a las víctimas. En ausencia de tumbas, muchas familias graban los nombres de sus antepasados en las hojas. El monumento del sauce llorón fue patrocinado también por el actor estadounidense de origen húngaro Tony Curtis. Con la entrada a la sinagoga, se puede visitar también el Museo Judío, en cuya exposición permanente podrá conocer el mundo de la vida cotidiana y las fiestas judías gracias a los magníficos productos de orfebrería y porcelanas.