Seguro que alguna vez se ha preguntado por qué estallan los petardos o por qué hay fuegos artificiales en Nochevieja. Nuestros antepasados creían que el ruido fuerte y la luz brillante ahuyentaban a los malos espíritus y alejaban la mala suerte. La versión moderna de todo esto es la pesadilla de los dueños de perros: los petardos y los minicohetes centelleantes. Antiguamente, a medianoche del 31 de diciembre, las familias solían hacer ruido y abrir todas las puertas para dejar salir al Año Viejo, porque si no salía de casa, el Año Nuevo no podría entrar.
¿Cómo elaborar un menú festivo?
Muchas creencias estaban asociadas a las comidas del último día del año. En Hungría, es bien sabido que en esta época del año sólo se debe comer carne de cerdo para tener buena suerte, mientras que las aves de corral están prohibidas porque estropean la suerte. Así que el plato principal será el cochinillo asado. Para los demás platos, no está de más incluir lentejas, arroz y mijo, porque todas las "pequeñas cosas" traerán mucho dinero en Año Nuevo. Durante la cena de Nochevieja, es divertido esconder una moneda bajo el mantel, ya que esto también ayudará a promover la seguridad financiera para el próximo año. Y el postre puede ser hojaldre: porque quien estira la masa prolonga su vida y su felicidad. Por supuesto, lo mejor es rellenar el hojaldre con semillas de amapola. En muchas familias, en Nochevieja se horneaba un bollito de la suerte, es decir, se escondía una moneda en medio de un trozo de masa. Según la superstición, quien lo encuentre tendrá un próspero año nuevo, pero es importante que los bollos se acaben antes de medianoche, de lo contrario, la profecía se invertirá.