Hungría es un país de balnearios donde los balnearios termales se consideran casi un tesoro nacional. Eso se debe principalmente a las singulares condiciones geológicas de la zona: si se comienza a excavar, sea donde sea, el agua medicinal irrumpe a la superficie. Como resultado, Hungría está llena de magníficos balnearios, y no solo la capital, sino también muchas ciudades y pueblos rurales grandes y pequeños presumen de tales instalaciones.