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Ambos son productos hungarikum con denominación de origen, pero no es recomendable confundir los chorizos de Csaba y Gyula. Aunque ambos son al pimentón y son conocidos en toda Europa, el chorizo de Csaba se especia con comino, mientras que el de Gyula, con pimienta. Su fama se ve reforzada por el Festival del Chorizo que se celebra cada año en Békéscsaba a finales de octubre. Como el chorizo es una especialidad de ambas ciudades, por supuesto, tanto en Gyula, como en Békéscsaba hay un museo del chorizo, donde podrá aprender los trucos de elaboración de este embutido. Además de los chorizos, la zona también es conocida por el aguardiente de ciruelas de Békés, que se elabora exclusivamente con frutas cultivadas en la zona y ha cosechado éxitos en muchos certámenes mundiales. En la Manufactura de Pálinka de Gyula, tendrá la oportunidad de degustar los destilados más famosos y, por supuesto, podrá conocer su historia. Si prevé realizar su viaje para finales de septiembre, no se pierda el Festival del Pálinka que se celebra cada año en Gyula.
Pastel de requesón Rákóczi, lángos y un café histórico
Si se trata de delicias culinarias dulces, Gyula se lleva la palma con sus pasteles tradicionales y bombones artesanales. La Pastelería Centenaria es una de las confiterías más antiguas del país, abierta desde 1840. Sus muebles Biedermeier representan solo un valor añadido, ya que en este lugar todo gira en torno a los pasteles. Pruebe, por ejemplo, el pastel de requesón Rákóczi acompañado con una taza de café. En cuanto a especialidades, a Békéscsaba tampoco le falta nada. En este municipio, se vende el lángos (una especie de pan frito) ganador de varios premios, elaborado por György Szpisják. Pero si prefiere algo más sustancioso, no se pierda los famosos platos de origen eslovaco de la zona, como la cigánka, el brindza o la haluska.