Pequeñas aldeas de Bereg a poca distancia unas de otras, con paisajes vírgenes entre ellas: tan sólo eso le garantiza que no se aburrirá ni un momento en la campiña del Alto Tisza. Las acogedoras riberas, la perfecta calma y los diques que tientan a realizar excursiones en bicicleta asegurarán que ni siquiera desee quedarse ocioso. Elija uno de los auténticos alojamientos de la región y, desde allí, conquiste la naturaleza.
En busca de tesoros milenarios
La región del Alto Tisza es la tierra de los tesoros escondidos, los santos sonrientes y las iglesias medievales. Y es muy agradable visitarlos en bicicleta. Súbase al sillín y pedalee hasta el molino de agua de Túristvándi de 250 años de antigüedad, y haga de molinero durante un rato. Maravíllese ante la Notre Dame descalza de Tákos o la iglesia románica tardía de Csaroda, que se eleva orgullosa desde la llanura aluvial del arroyo. En Vaja, en el castillo de estilo renacentista de una de las familias nobles más antiguas de Hungría, le esperan un fresco único en el techo y, alrededor de la mansión, un parque de esculturas y el aire fresco bajo árboles centenarios.