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Dos excursiones para niños, diseñadas por la naturaleza para los más pequeños

TataGyőr y Pannonhalma

No es fácil elegir un destino con niños, porque hay que satisfacer al mismo tiempo su necesidad de ejercicio, su curiosidad y su apetito. Por lo tanto, las paradas de descanso, los puntos de interés y los lugares para comer algo deben estar convenientemente espaciados, secuenciados y a intervalos adecuados a lo largo de la ruta. Ahora les presentamos una versión divertida y otra que requiere más concentración.

¡A pedalear hasta Tata!

La ciclovía del valle del arroyo Által-ér, entre Tatabánya y Tata, es un auténtico paraíso para los niños, que pueden coronarlo al final con una vuelta al lago. Justo al comienzo del viaje en Tatabánya, recomendamos visitar el museo al aire libre de minería e industria, donde se puede ver la estructura original de la estatua del pájaro Turul que se encuentra sobre una colina rocosa. En el interior, encontrarán un conjunto completo de edificios de una antigua planta minera, con oficinas amuebladas y equipamiento de época, así como un ascensor minero en el antiguo edificio del pozo. Es bueno que los niños vean que antes de la actual era de la energía verde, que todavía se basa en gran medida en el petróleo, la economía basada en el carbón dominó durante 200 años. Una vez que hayan visto todo, emprendan el recorrido en bicicleta. 

Ciclismo placentero

Para llegar a la ciclovía del paseo fluvial, hay que recorrer unos 5 kilómetros a través de la ciudad por el carril bici, en gran parte apartado del tránsito de coches. Desde la gran rotonda, parte la ciclovía independiente a lo largo del arroyo Által-ér que los llevará hasta Tata. El tramo de 7 kilómetros entre Tatabánya y Tata es también un sendero educativo con 6 estaciones. Para conocer la importancia ecológica de este curso de agua, que más bien es un pequeño río, podrán consultar los tableros informativos en las paradas de descanso. Aquí también se pueden ver muchas aves acuáticas. Las aguas cálidas son un lugar ideal para la invernada de los gansos salvajes. Por un lado, porque no se congelan fácilmente y, por otro, porque también son muy ricas en peces. A un lado de la ciclovía, se encuentran las montañas de Gerecse y, al otro, la Pequeña Llanura húngara. El punto culminante de la ruta ciclista es el yacimiento de Vértesszőlős del Museo Nacional de Hungría, donde se pueden ver restos y el hueso occipital del hombre prehistórico que vivió aquí, partes de asentamientos preneandertales, el sitio de la fogata y joyas. Sin embargo, lo más emocionante para los niños será la exposición que conserva las huellas de animales ancestrales que pasaron por los manantiales. 

Tres lagos, tres mundos distintos

Una vez que lleguen a Tata, podrán hacer un recorrido por el lago. El camino que rodea el lago Öreg es también una estupenda ruta ciclista. En Építők Parkja (Parque de los Constructores), bájense del sillín para degustar un lángos. El Centro de Ecoturismo, situado a unos cientos de metros, es un excelente punto de partida y de llegada para una excursión por el lago, ya que aquí se pueden alquilar diversas embarcaciones. Pero si se quedan en bicicleta, podrán ir hasta el Angolkert (Jardín inglés), cerca del lago Cseke, construido a finales del siglo XVIII sobre los manantiales kársticos que brotan aquí. Si tienen tiempo, deberían visitar también el tercer lago estancado de Tata, donde junto a la playa lacustre Fényes, podrán admirar el lago Gyilkos húngaro (lago asesino, como su similar en Transilvania). Aquí, el sendero educativo Fényes es fascinante para los niños, porque serpentea por encima de un mágico bosque acuático donde se puede observar el mundo acuático de troncos de árboles singulares cubiertos de plantas, caracoles, peces, aves acuáticas y tortugas de pantano tomando el sol. 

¡En una escalera de cuerdas hasta el castillo de Csesznek!

En Csesznek, a 35 kilómetros de Veszprém, merece la pena probar la única via ferrata de Hungría recomendada para menores de edad (a partir de los 7 años). Aunque el recorrido de 100 metros de longitud sobre una pendiente de 45 metros es perfectamente seguro, el arnés de seguridad y el casco no son superfluos para subir a lo largo de los cables de acero fijados en los puntos de seguridad preestablecidos, sobre todo si quieren que los más pequeños disfruten de la subida y no se asusten. Si tiene experiencia en escalada, puede encargarse usted mismo de cuidar al grupo, pero otros deberán llevar a un guía. También podrán ir andando desde Gézaháza hasta Csesznek por el pintoresco Kő-árok (desfiladero de piedra). En el fondo del desfiladero Kőmosó, es posible ponerse el equipo de escalada y luego comenzar la prueba de valor con un acompañante adulto.

También hay que estar preparados, pues algunos podrán sentir vértigo. Además, la primera etapa es la más dura, y no es fácil para un pequeño prestar atención a tantas cosas. Y es especialmente fácil olvidarse de cómo manejar los mosquetones a tiempo por primera vez, sobre todo con tanta adrenalina. Por cierto, se puede omitir este primer tramo difícil, ya que hay un camino empinado para subir a la primera parada de descanso. Así que, aunque el niño cambie de opinión y rechace la aventura, no hay que desesperarse. El segundo tramo ofrece la perspectiva de un puente de cuerdas integrado. Solo tienen que pasar por él. Las dos últimas etapas vuelven a ser de escalada, pero ligeramente más fáciles que la primera. En la cima, podrán disfrutar de una fantástica vista del castillo situado enfrente. De vuelta de la escalada, visiten el castillo en ruinas. Desde el aparcamiento cercano, un paseo de unos minutos los llevará hasta las murallas de la fortaleza, donde las vistas de los bosques de Bakony serán tan espectaculares como desde la cumbre anterior. 

‎¡MUÉVETE EN TU ENTORNO COMO UN HÚNGARO!