Merece la pena hacer la caminata cuesta arriba: se siente un auténtico escalofrío al ver la impresionante caldera que aparece del bosque repentinamente: esta curiosidad creada por la mano humana y la naturaleza ofrece un espectáculo hermoso y a la vez aterrador.
Lago de montaña cavado en la toba
El lago, cuyo lecho se llenó de agua pluvial, ofrece una imagen maravillosa en todas las épocas del año. Está rodeado de rocas verticales, algunas de 70 metros de altura, y su punto más profundo está a 6,5 metros. El fruto del trabajo común de la mano humana y la naturaleza, el lago de montaña que se puede contemplar hasta hoy día, fue declarado reserva natural en 1997. Desde el siglo XV hasta 1907 sirvió como cantera de piedras de molino, ya que el material del monte Megyer era toba de riolita, impregnada de soluciones de ácido silícico durante la actividad post-volcánica. De este modo, la toba se endureció, y tiene excelentes propiedades abrasivas debido a los granos de cuarzo que contiene. Los mineros que trabajaban aquí en otros tiempos hicieron pequeños agujeros en las paredes que, junto con algunas muelas de molino medio acabadas, han sobrevivido hasta nuestros días.
Se puede acceder a la formación por varias rutas de senderismo, ya sea que haya llegado aquí desde los viñedos de Tokaj-Hegyalja o desde Botkő, debe usar botas de turismo cómodas para caminar. Además de la vía ferrata más larga del país, los puentes colgantes y la pista de ciclismo, se construirá también un mirador en el punto más alto del lago de montaña. Además, se prevé implementar una sala de exposiciones donde los visitantes podrán conocer la historia de la producción de piedras de molino en los siglos XV, XVI y XVII. En la actualidad, desde detrás de los pretiles, desde arriba, desde el borde de la mina, se puede mirar la caldera llena de agua, y por el paso estrecho tallado para transportar las piedras antiguamente se puede llegar hasta el borde del lago, adentrándose en la cantera antigua.