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El Puente de las Cadenas Széchenyi decorado con enormes leones de piedra

El Puente de las Cadenas SzéchenyiBudapestGran Budapest

El primer puente permanente del Danubio en Budapest: el Puente de las Cadenas Széchenyi decorado con enormes leones de piedra

¿Cuál podría ser uno de los símbolos más bellos de Budapest, si no el Puente de las Cadenas Széchenyi? Aunque la vista del primer puente permanente sobre el Danubio en Budapest habla por sí mismo, vale la pena adentrarse en su historia para apreciar realmente esta obra. ¡Veamos!

El nacimiento de la idea del Puente de las Cadenas Széchenyi

¿Sabía que István Széchenyi, el soñador de este puente ‒a menudo llamado comúnmente Puente de las Cadenas‒, se conoce como "el más grande de los húngaros" debido a su importante papel político, cultural y económico? Aunque no hay duda de que la conexión entre Buda y Pest ya era cada vez más apremiante en el siglo XIX por diversas razones, la experiencia personal de Széchenyi también contribuyó a la construcción del puente: ante la noticia de la muerte de su padre, el conde se apresuró a viajar de Debrecen a Viena en diciembre de 1820; sin embargo, su cruce del Danubio fue pospuesto durante días debido al mal tiempo. Probablemente, fue en este momento cuando Széchenyi concibió la idea de construir un puente permanente, “la unión de la patria y su corazón divididos por el Danubio”, con el que también se pretendía lograr un tráfico ininterrumpido entre el este y el oeste del país.

¿A quiénes debemos el Puente de las Cadenas?

Esta sobresaliente obra del siglo XIX, fue durante mucho tiempo el único puente permanente sobre el Danubio en Budapest. Soñado por István Széchenyi, fue diseñado por William Tierney Clark y construido por Adam Clark, siendo financiado mayoritariamente por el banquero György Sina. El puente fue construido entre 1839 y 1849, y los emblemáticos pares de leones de piedra en ambos extremos del puente fueron tallados por el escultor János Marschalkó.

Historia tormentosa, precioso resultado final

El hermoso Puente de las Cadenas, que no puede faltar en ningún folleto turístico de Hungría, tiene un trasfondo histórico muy impactante. Sin entrar en detalles, enumeramos algunos hechos que deberá conocer cuando visite esta fascinante atracción:

En 1848, un año antes de que finalizara su construcción, la cadena de remolque de la serie de poleas se rompió y arrastró consigo el puente temporal de trabajo y a las personas que estaban en él, incluido al propio István Széchenyi. Aunque la mayoría de ellos nadó a tierra, lamentablemente, un trabajador perdió la vida, lo que interrumpió las obras de construcción durante un tiempo.

La Guerra de Independencia contra el Imperio de los Habsburgo, iniciada asimismo en 1848, también dificultó la construcción del puente: más de una vez, una u otra de las partes contrincantes quisieron volarlo con mayor o menor éxito para frenar a las tropas enemigas.

La inauguración del puente, terminado en 1849, se llevó a cabo en un acto solemne bastante humillante: la "ceremonia" estuvo a cargo del general austríaco, Haynau, que seis semanas antes había ejecutado a 12 oficiales militares húngaros, cuya memoria se conserva como los "Mártires de Arad "en la historia de Hungría.

Por tanto, el evento de inauguración no fue muy alegre: el número de participantes fue pequeño y su soñador, István Széchenyi, tampoco asistió. De hecho, él nunca cruzó el puente, pues, entonces, estaba bajo tratamiento en un manicomio, donde más tarde acabó con su vida.

El puente sufrió la siguiente desgracia en la Segunda Guerra Mundial, cuando fue volado en 1945 por las tropas alemanas en retirada.

Posteriormente, fue reconstruido y se entregó en 1949, cien años después de la construcción del puente original.

La famosa leyenda de la lengua de los leones

La leyenda más famosa sobre el puente está relacionada con las enormes estatuas de leones en ambos extremos. Durante mucho tiempo, se rumoreaba que el creador de los leones, John Marschalko, había olvidado tallar la lengua de los animales y, cuando se informó al artista, se suicidó avergonzado. Lo cierto es que se trata solo una leyenda: los leones sí que tienen lenguas; podrá comprobarlo mirando de cerca las bocas de estos depredadores de piedra.

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