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Excursiones culturales, históricas y culinarias cerca de Budapest

MartonvásárhelyGran Budapest

Los castillos bellamente restaurados con una larga historia, parques con lagos, atracciones culturales y curiosidades de museos son destinos populares en todo el país. Tampoco es diferente en los alrededores de la capital. Nos gustaría sugerir algunas ideas y posibles rutas.  

Experiencias en el camino, sobre la marcha

No tenemos que ir muy lejos para disfrutar de una atracción o experiencia cultural. Apenas salimos de la ciudad, hacia el sur, cuando nos topamos con el palacio Sacelláry escondido en un pequeño rincón romántico de Budafok, cuya existencia mucha gente ni siquiera conoce. Sin embargo, el edificio que fue construido en estilo historicista Art Nouveau, con un pequeño bastión y una torre, se parece más bien a un imponente castillo de cuento de hadas. El edificio fue erigido por György Sacelláry en 1898 para su hija, Irén, esposa de József Törley, propietario de la fábrica de champán, cuyo palacio se encontraba en la finca adyacente.




El interior está decorado con paneles de madera, barandillas talladas y estucos de yeso Art Nouveau, y los vitrales de Miksa Róth se han conservado durante más de 120 años. A pocos kilómetros, después de la autovía de circunvalación M0, se encuentra el Palacio Száraz-Rudnyánszky, más conocido como el Museo del Palacio de Nagytétény. El edificio del hermoso palacio barroco, con su parque en terrazas rodeado de setos y esculturas, también es un buen lugar para aquellos que quieran relajarse y recargar energías. El palacio, que tuvo un destino bastante tormentoso y fue completamente incendiado en 1904, más tarde funcionó como orfanato y hogar de niños y, luego, a fines de los años 40, el Museo de Artes Aplicadas instaló un espacio de exhibición en él. Así, hoy aquí abundan las obras de artes aplicadas de talleres y maestros nacionales e internacionales. Su exposición de arte de muebles desde el gótico hasta el Biedermeier se considera una de las colecciones de este género más ricas de Europa. Destaca también la colección de vidrio del palacio. Desde aquí, por la carretera principal 7, podemos acercarnos a nuestro próximo destino, Martonvásár.  

¿Por qué hay un castillo de estilo inglés en Martonvásár?

¿Y qué tiene que ver Beethoven con eso? Si visita el impresionante palacio Brunszvik, obtendrá las respuestas a todas sus preguntas. He aquí una pequeña muestra para los curiosos. La construcción del palacio de muros blancos como la nieve de estilo neogótico inglés comenzó en 1785. No fue hasta principios del siglo XIX que la finca pasara a manos de la famosa familia Brunszvik, que, durante siglos, hizo numerosas reformas en la finca. Posteriormente, a finales de siglo, el fabricante de cerveza Antal Dreher fue el dueño de este edificio inusual, que durante la Segunda Guerra Mundial se convirtió en un hospital militar. Actualmente, está bajo la autoridad de la Academia de Ciencias. El elemento más hermoso del castillo es el jardín inglés de 70 hectáreas, donde su soñador, Ferenc Brunszvik, plantó árboles singulares, como almendros enanos, cedros y cipreses de pantano. La particularidad del parque es que retuvieron el agua del arroyo San Ladislao que lo atraviesa, conformando así una isla en él. Pero volvamos a Beethoven, quien, aunque no le gustaba enseñar, hizo una excepción con Teréz y Jozefin Brunszvik.


El compositor de fama mundial visitó Martonvásár varias veces, porque, a través de la enseñanza, se desarrolló una relación amistosa entre él y la familia. Esta historia especial se conmemora con la exposición de Beethoven que ahora se exhibe en el palacio, donde se puede ver el piano del compositor y su correspondencia con Jozefin, entre otros. Después de recorrer el palacio y el parque, le invitamos a una pequeña caminata.

Árboles que alcanzan el cielo...

No hay nada mejor que disfrutar de un agradable paseo entre árboles que llegan al cielo. Si es de la misma opinión, empiece el último día del recorrido en el Arboreto de Alcsút, a 40 km de la capital, entre las ciudades de Tata y Székesfehérvár. Anteriormente, en la zona se erigía el palacio del palatino József, del cual solo se han mantenido intactas la fachada y la capilla del palacio. Pero no se preocupe, ¡el maravilloso parque inglés conserva su hermosura!



En el área de 40 hectáreas, podrá ver rarezas de plantas, como la acacia japonesa, el ciprés de pantano o el cedro libanés de 170 años. El arboreto también organiza diversos programas cada temporada. En primavera, se puede admirar el enorme campo de campanillas de invierno y, en junio, en la noche de San Juan, la danza de las luciérnagas deslumbra a los visitantes. Si han explorado el parque, suban al tren de vía estrecha del valle de Vál, en el que podrán llegar a Felcsút en 35 minutos.  

A relajarse con una copa de vino blanco

Como acorde final de su viaje, podrá degustar vinos de primera clase a solo 20 minutos al este de Felcsút, en las laderas de la zona vinícola de Etyek. Como en muchas partes de la zona, el vino blanco es típico aquí, entre las bodegas más conocidas, se encuentran las bodegas Nyakas, Etyeki Kúria o Haraszthy, pero en esta zona también se produce el vino base para el champán Törley. Podrá presenciar el encuentro de tradición y arquitectura moderna, degustar los mejores néctares en las acogedoras terrazas de las bodegas y admirar el paisaje que se despliega sobre los viñedos.  

Los Károlyi, los platos de la época de la reforma y el inolvidable efecto mariposa

También vale la pena iniciar un viaje cultural y arquitectónico al este de Pest. El palacio clasicista más hermoso de Hungría se encuentra en Fót, a solo 20 kilómetros de distancia. El gran arquitecto de la época, Miklós Ybl, trabajó en los planos de su transformación. La familia Károlyi vivió en el palacio de 1808 a 1945. Desde 1957, la Ciudad Infantil de Fót funciona como un hogar infantil bajo el cuidado del Estado. Resulta curioso que este imponente edificio esté ahora habitado nuevamente por la familia Károlyi. Sin embargo, la galería instalada en el palacio solo se puede visitar con cita previa. Las paredes de los salones están decoradas con pinturas de Mihály Munkácsy, Károly Lotz, Antal Ligeti y otros famosos pintores húngaros, y las estanterías a lo largo de la pared muestran una valiosa colección de rocas y minerales. También hay un restaurante en el palacio, e incluso toda la planta baja está abierta para eventos. Si no tienen suerte, no pierdan los ánimos, porque seguro que el famoso Lagar Fáy estará abierto. Este sitio fue el lugar de reunión favorito de la intelectualidad húngara en la época de reforma.



El lugar era frecuentado por grandes personajes de la historia del país, como Vörösmarty, Deák y Kossuth. Después de un buen almuerzo, podrá hacer una caminata por el sendero educativo Fóti-Somlyó de 3,5 kilómetros. Lo interesante de la zona es que hay casi 650 especies de mariposas e innumerables especies de lagartos. Por ejemplo, prácticamente, solo aquí se encuentra en Hungría la especie de mariposa Rileyana fovea, amante del clima cálido submediterráneo. Otra característica interesante de la colina Somlyó es que el postre húngaro más popular, el bizcocho somlói, debe su nombre a ella. Desde Fót, podemos tomar la autopista M2 hasta Vác o el Castillo Prónay en Alsópetény con su hermoso parque. Pero también podemos empezar por la autopista M3 hacia Gödöllő.  

El Palacio Grassalkovich, en la tierra de caza y caballos

La ciudad de Gödöllő, ubicada a solo 30 kilómetros de Budapest, alberga el palacio barroco más grande de Hungría. El palacio Grassalkovich fue construido por Antal Grassalkovich en el siglo XVIII. Tras la extinción de la familia, el palacio tuvo varios propietarios, hasta que, en 1867, el Estado húngaro lo entregara como regalo de coronación a Francisco José I y la Reina Isabel. Durante las cacerías de otoño con perros, Sisi (la reina Isabel) y Francisco José cabalgaron en el bosque de Gödöllő varias veces. Posteriormente, durante la 2ª Guerra Mundial, el palacio fue la residencia de Miklós Horthy y su familia, cuyo recuerdo se conserva en el Búnker de Horthy a 10 metros bajo tierra, donde, además de noticiarios de la época, también podrá escuchar las legendarias canciones de Katalin Karády. Varias exposiciones permanentes le esperan en el palacio, siga los pasos del culto a Sissi en una exposición sobre la vida de la reina Isabel y descubra con qué propósitos y a quiénes sirvió el edificio de hogar durante el tormentoso siglo XX.


Pero el palacio tiene muchos atractivos no solo dentro de sus paredes, sino también fuera de ellas. En el fabuloso parque, se encuentra el pabellón de Királydomb, donde podrá admirar 54 pinturas al óleo con los retratos de caudillos y reyes húngaros de la época de la conquista del territorio de Hungría. A solo 10 kilómetros de Gödöllő, en el pintoresco Domonyvölgy, en el Parque Ecuestre Lázár, podrá coronar el día con un ambiente puro de pueblo húngaro, tradiciones ecuestres y una deliciosa comida húngara.  

El palacio es un verdadero decorado de teatro

El palacio Schossberger, al otro lado de la autopista M3, está a solo 14 kilómetros de la localidad de Domony. La mansión de la nobleza, escenario de numerosas obras de Hollywood, es quizás el palacio rural neorrenacentista más hermoso de Hungría. El edificio con un complejo plano de planta diseñado por Gyula Bukovics se inspiró en los castillos del Loira, su diseño interior refleja las características del Renacimiento italiano, pero se inspiró principalmente en la residencia inglesa Halton House de los Rotschild. En los pasillos del edificio hay bóvedas de cañón y de crucería, el vestíbulo, la escalera y la casa de las palmeras –es decir, el invernadero– antaño fueron cubiertos con pintura decorativa. Al entrar por la puerta principal, unos pocos escalones conducen al vestíbulo del piso superior, cuya iluminación natural era proporcionada por una cúpula de vidrio complementada con trampas de luz. Comenzando en el pasillo en la planta baja, podrá llegar a la casa de las palmeras, que está directamente conectada con el parque de 10 hectáreas inspirado en la topografía de Hungría.


Antaño, el visitante podía admirar copias en miniatura de las montañas Mátra, Tatras y Bakony, y las plantas fueron plantadas según su ubicación geográfica. Lamentablemente, hoy ya no queda casi nada que apreciar de ello. La Casa de la Ópera se construyó casi al mismo tiempo que el castillo, que evoca sus interiores y pinturas decorativas. Otra característica de la singularidad del edificio es que incluía todos los logros técnicos de su época. El edificio, que originalmente constaba de 98 habitaciones, tenía, por ejemplo, un elevador de alimentos, calefacción central, electricidad, fontanería, un baño en cada planta, una capa de aire de 30 centímetros entre las paredes para el aislamiento y chimeneas para la ventilación. Actualmente, funciona como un hotel castillo de 19 habitaciones con el nombre de Castillo Botaniq Turai, pero se puede visitar con una entrada previa inscripción.  

Lujo y bohemia bajo un mismo techo

Tras conducir otros 14 kilómetros hacia el sur, llegamos al Palacio Andrássy en Tóalmás y al parque adyacente de 30 hectáreas. El predecesor de la lujosa residencia aristocrática fue construido por un caballero de espuelas doradas, Sándor Prónay, en la década de 1700, quien también diseñó un jardín de castillo de 60 hectáreas entonces famoso más allá de las fronteras. Luego, el palacio fue reconstruido en honor al aniversario del milenio por Renée Wahrmann, una empresaria que primero fue celebrada como una belleza y luego fue famosa por su morfinismo y libertinaje. El edificio de estilo barroco no escatimó en lujo. Fue entonces cuando se renovaron el parque inglés y la casa de las palmeras, e incluso se construyó en él una copia de la escalera de la Ópera de París.


Después, la finca y el palacio pasaron a ser propiedad de la familia Andrássy, que le dio su nombre actual, y más tarde pasó a manos del Estado cuando fue utilizado como centro turístico sindical. Sin embargo, el lugar mantuvo su espíritu bohemio, pues aquí se rodaron algunas escenas de las películas húngaras La princesa gitana y El cabo y los otros.

Esperamos haberle dado algunas ideas e incitado a pasear por las afueras de Budapest. 
 

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