Recárguese con programas de bienestar.
No es casual que después del invierno sintamos la llamada fatiga primaveral: nuestras reservas de vitaminas están agotadas, anhelamos el sol después de los días grises, ha pasado mucho tiempo desde las vacaciones de Navidad y necesitamos relajarnos. Si puede, incluya una miniescapada en primavera: viaje a algún sitio durante al menos unos días. Tras un fin de semana de aguas termales, comida sana, largos paseos y un poco de deporte –ya sea equitación, ciclismo, natación o marcha nórdica–, volverá a su vida cotidiana como una persona totalmente renovada.