Para los amantes de la carne:
Entre las carnes, domina la carne de cerdo, ya que durante la invasión turca se confiscaban casi todos los animales domésticos excepto el cerdo, pues el consumo de este último estaba prohibido para los creyentes musulmanes. A ello se debe que el pimiento rojo (también llamado pimiento turco), el tocino y el chorizo sean ingredientes de uso frecuente para la elaboración de los platos húngaros. Además de utilizar la carne del animal, hay muchos platos en los que se aprovechan también las vísceras o entrañas. Por ejemplo, la tripa, riñones, el tuétano o la popular morcilla, que es parecida en su composición a sus equivalentes artesanos catalanes, escoceses, belgas o franceses. Además, los platos a base de pollo, ternera y pescado son los más frecuentes. En los últimos tiempos, las razas autóctonas húngaras, como el cerdo mangalica, el vacuno gris húngaro, la carpa o el esturión del lago salino de Akasztó, entre otros, han vuelto a aparecer en la oferta de los restaurantes. Las carnes se utilizan generalmente para preparar un estofado, un plato a la paprika o se empanan y se fríen.