Castillo de Buda

El prestigioso Distrito del Castillo que preside Budapest desde lo alto ha sido durante años una figura decisiva en la capital, y hoy es un importante centro histórico y cultural. Declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO, esta área acoge algunos de los símbolos de Budapest, como la iglesia de Matías (Mátyás-templom) y el Bastión de los Pescadores (Halászbástya). Además, cuenta con un gran número de museos y galerías de arte, el Archivo Nacional y el palacio Sándor (Sándor-palota). Este último es la residencia oficial del presidente y la sede del gobierno.

La zona del castillo es mundialmente conocida, incluso por aquellos que no han visitado Budapest. Resulta fascinante para quienes lo visitan debido a sus calles empedradas, al ambiente que generan los edificios y los callejones, y, por supuesto, a las vistas sobre la ciudad. Lo que quizá no sabe es que este barrio también esconde algunos tesoros que esperan ser descubiertos, por lo que le animamos a explorarlo a fondo. Cabe destacar que, pese al nombre, no encontrará ningún castillo, si bien está el majestuoso Palacio Real, que desde 1975 alberga la Galería Nacional de Arte de Hungría.

Es muy fácil llegar al castillo: tome un autobús o simplemente dé un paseo. Y si quiere desplazarse de una manera más divertida, opte por el funicular. Parte de las faldas de la colina, junto al túnel de la carretera, frente al puente de las Cadenas. Este funicular, el segundo de este tipo del mundo, tiene una historia turbulenta, al igual que la colina en su conjunto, pero fue restaurado siguiendo el modelo original tras la Segunda Guerra Mundial. Subir la colina en este medio de transporte y disfrutar de unas vistas espectaculares agrada tanto a niños como a adultos (además, ¡se pueden hacer unas fotos increíbles!).

Si se encuentra en la ciudad en la época del año apropiada, podrá degustar la mejor gastronomía húngara. El castillo acoge el Festival del Vino de Budapest, además de otros eventos, brindándole la oportunidad de degustar salchichas, cerveza local y una selección del licor más famoso de Hungría: la pálinka. También los conciertos son habituales en el programa del distrito. Artistas de renombre se desplazan hasta allí y deleitan son su música. Ya sea aficionado a Beethoven o al jazz, no quedará decepcionado.