Es más, el Banco Nacional de Hungría guardó las reservas de oro del país aquí, bajo tierra, y se planteó utilizar esta zona para guardar y custodiar las joyas de la corona, en caso de que surgiera la necesidad.
Un aspecto interesante del distrito del Castillo es que se encuentra sobre una colina bastante hueca. Bajo la superficie, la colina esconde un sinfín de cuevas, túneles y recovecos, algunos de los cuales se remontan a la Edad Media. Han tenido usos diversos, por ejemplo, servían como vías de escape, ya que permitían desplazarse clandestinamente, o como refugios durante la guerra.
Es más, el Banco Nacional de Hungría guardó las reservas de oro del país aquí, bajo tierra, y se planteó utilizar esta zona para guardar y custodiar las joyas de la corona, en caso de que surgiera la necesidad.
La exploración rigurosa de los túneles comenzó en la década de 1930 bajo la supervisión del investigador Ottokár Kadič. Por lo que es probable que a día de hoy aún guarden muchos secretos. Algunas zonas de este laberinto de túneles están abiertas al público.
El interior cavernoso de la colina se utilizó como hospital durante la Segunda Guerra Mundial. Las salas de curas se encontraban en cuevas y otras cavidades, que aún guardan en su memoria periodos difíciles de la historia de Budapest. El hospital atendió a cientos de soldados, pero también sirvió de refugio en el momento del asedio del castillo durante la Segunda Guerra Mundial.
No le sorprenderá saber que, según cuenta la leyenda, el castillo está encantado. El autor Gyula Krúdy, que vivió a principios del siglo XX y es considerado como una autoridad en cuando a historias de fantasmas en Budapest, escribió sobre la vida nocturna sobrenatural del distrito. Según cuenta, cuando los habitantes se retiran al centro de la ciudad y las calles se vacían, los reyes del pasado surgen de las murallas y pasean por las calles. Se puede escuchar a los soldados dentro de los edificios reír y beber, y mujeres con zapatos dorados buscan a sus caballeros de armadura brillante.
Dejando a un lado la fantasía, el castillo ha sido escenario de numerosos asesinatos violentos a lo largo de su historia. La plaza central se utilizó incluso para llevar a cabo ejecuciones en la Edad Media. Y también fue allí donde, en 1883, se cometió lo que podríamos llamar el primer asesinato de la era moderna, que indignó a toda la ciudad.