Entre los entremeses, destaca el imponente hígado de ganso. Después de Francia, Hungría es el segundo más importante país productor de hígado de ganso. En la mayoría de los restaurantes, aparece en el menú, pero un cremoso paté de hígado de ganso también es una elección perfecta para regalo. La amplia gama de sopas incluye la contundente sopa gulash elaborada de carne de vacuno y verduras, la sopa de pescado de carpa, siluro o lucioperca, los caldos de pollo y de habas, o la sopa de frutas preparada de frutas de temporada de verano.
En cuanto a los platos principales, los húngaros están orgullosos de sus guisos y estofados, que incluyen carne de vacuno o pollo y se cocinan a fuego lento. Las hojas de chucrut rellenas de carne picada, la famosa col rellena, son populares durante los meses fríos de otoño o invierno, mientras que el lecho, que es la versión húngara del pisto, se consume en verano. Las matanzas de cerdo son una especie de reunión ritual de amigos que dan como resultado deliciosos chorizos, tocino, chicharrones y queso de cerdo para la mesa. Los guisos o potajes de verduras tradicionales se elaboran a base de lentejas, patatas, guisantes, habas, col o calabaza y se acompañan con huevos o chorizo en rodajas.
La pasta favorita de los húngaros es la túrós csusza, que, aparte de las pequeñas láminas de pasta y el requesón, se enriquece con tocino frito. En las patatas al horno se incluyen huevos y chorizo, mientras que en las patatas a la paprika se agregan pimentón, patatas y chorizo. A los húngaros les encanta mejorar casi todos los platos con un poco de crema agria.
También se destacan en el campo de los dulces. Las crepes de Gundel son unas crepes sustanciosas, rellenas con una masa de nuez y ron y que se cubren con una salsa de chocolate. Los ñoquis de Somló son un postre de pasas y ron con sabor a vainilla servido con salsa de chocolate, mientras que las albóndigas de requesón se preparan de requesón dulce con una salsa dulce de crema agria. Las clásicas tartas Dobos y Esterházy destacan entre los pasteles más icónicos, pero son inventos húngaros también el pastel zserbó, de nueces y mermelada de albaricoque, y el pastel de requesón Rákóczi, hecho de mermelada de albaricoque y requesón.
En cuanto a la comida callejera, el lángos de sabor salado es una masa frita en aceite que se consume con crema agria, ajo y queso rallado; el bollo de chimenea es un dulce envuelto en azúcar, vainilla, cacao o nueces, y los hojaldres se rellenan con guindas, manzana y semillas de amapola, entre otros.