¿A qué prestar mucha atención?
Si tiene pimentón de alta calidad, una cucharada es suficiente para condimentar un kilo de carne. Es importante que el pimentón no se queme, porque se vuelve amargo. Por lo tanto, algunos primeramente retiran la cacerola del fuego y solo después agregan el pimentón a la salsa base cremosa reducida y, luego, una vez añadidos los muslos de pollo, vuelven a ponerla al fuego. Se añade sal inmediatamente y se agrega tanta agua que lo cubra hasta la mitad y se empieza a cocinar suavemente a fuego muy lento.
El contenido de la cacerola no se revuelve, sino que se agita; de lo contrario, la carne se puede romper y volver fibrosa, y el líquido que se evapora se tiene que reponer de vez en cuando. Finalmente, se prepara una roux de crema agria y harina, al cual se le añade un poco del caldo del pollo a la paprika que luego se mezcla con la salsa a la paprika. Se hierve un poco y se retira del fuego. Se sirve acompañado con ñoquis y crema agria adicional según apetezca y lo decoramos con una pizca de perejil.
Una manera de elaboración un poco diferente
Si se busca un sabor un poco más moderno, no se agrega la roux, sino que se saca la carne ya hecha, se le añade más pimentón y se pone a hervir a fuego vivo durante un cuarto de hora aproximadamente, hasta obtener una emulsión sedosa. Las piezas de carne se colocan en un plato, se les agrega la salsa de pimentón, luego, unas cucharadas de crema agria y, al final, se especian con citronela y cebollino. Aunque el pollo a la paprika es considerado un hungaricum, hay algunos platos en el mundo que son algo parecidos a nuestro estofado de pollo al pimentón. Un ejemplo es la receta francesa del poulet Gaston Gérard, que es una especialidad de Dijon y se diferencia del pollo a la paprika en que a la salsa cremosa de pimentón se le agrega un pelín de mostaza. Y en cuanto al vino, un buen blanco ligero de la variedad ezerjó o un gewürztraminer seco pueden ser la elección acertada para acompañar el pollo a la paprika.