Es fascinante cómo las distintas regiones de Hungría y las costumbres familiares hacen que cada persona esté acostumbrada a comidas diferentes en Navidad. Los platos domésticos típicos se desarrollaron siguiendo antiguas tradiciones y, más tarde, recibieron influencias alemanas y anglosajonas, entre otras. En la época de nuestras bisabuelas, por ejemplo, las aves de corral apenas se permitían en la mesa festiva porque el pavo, el pato o el ganso escarbaban hacia atrás, lo que se consideraba un mal presagio, así que quedaron los platos de cerdo. Sobre todo, porque la matanza del cerdo comenzaba a finales de noviembre, por lo que había mucha carne fresca disponible para Navidad, y la morcilla de hígado o el chorizo asado formaban parte integral del menú festivo.
El pescado era un alimento típico de Cuaresma
Como ya se ha dicho, la comida tradicional campesina en Navidad estaba en parte ligada a la superstición. Las semillas de amapola, los guisantes y las habas representaban la abundancia, y las manzanas, la fertilidad, por lo que siempre estaban en la mesa, en forma salada o dulce. La sopa de alubias con crema agria y zanahoria, por ejemplo, era un plato festivo en el norte del país. En otros lugares, la sopa de alubias aparecía como plato de Cuaresma –sin carne ni productos lácteos–, al igual que el chucrut, la sopa de pescado o el pescado frito. ¿Qué tiene que ver con esto el ayuno? Hace 100-200 años, también ayunaban antes de Navidad, y el 24 de diciembre formaba parte de ese periodo.